El estrés térmico por calor es una amenaza silenciosa que cada vez afecta más a los trabajadores del campo en España. Durante los veranos más recientes, las olas de calor han dejado cifras alarmantes: en lo que va de este 2025, más de 1.100 muertes fueron atribuidas a temperaturas extremas. En este escenario, la agricultura es uno de los sectores más vulnerables, donde el calor extremo, la humedad y el esfuerzo físico se combinan para aumentar el riesgo de golpes de calor.

Entender el estrés térmico por calor en el entorno rural

El cuerpo humano tiene mecanismos para regular su temperatura, pero cuando las condiciones ambientales superan ciertos límites, esa regulación falla. El resultado puede ser un agotamiento por calor, deshidratación, mareos, pérdida de conciencia o incluso la muerte. Los trabajadores agrícolas pasan largas horas al sol, en campos abiertos o invernaderos, con poca sombra y acceso limitado a ventilación o pausas frecuentes.

El estrés térmico por calor no siempre se percibe de inmediato. Puede avanzar de forma progresiva hasta desencadenar un episodio grave. Por eso es fundamental contar con herramientas de monitoreo que permitan actuar antes de que aparezcan los síntomas.

El monitoreo como primera línea de defensa

La mejor manera de prevenir el estrés térmico por calor es anticiparse. Y para anticiparse, se necesita información en tiempo real. Los sensores que miden el índice WBGT (Wet Bulb Globe Temperature) ofrecen una imagen precisa del impacto térmico real sobre el cuerpo humano, ya que integran temperatura, humedad, radiación solar y viento.

Un ejemplo concreto y efectivo es el QuesTemp Series 44/46/48N, disponible en Inteccon España. Diseñado especialmente para entornos extremos, este dispositivo permite: medir el índice WBGT en campo abierto o en invernaderos, configurar alertas cuando se superan los umbrales de seguridad, registrar datos para tomar decisiones técnicas o presentar evidencia ante inspecciones y utilizarse de forma fácil, sin necesidad de formación técnica avanzada.

Su diseño robusto, portátil y confiable lo convierte en una herramienta clave para proteger a los trabajadores en entornos agrícolas exigentes.

Legalidad y responsabilidad: lo que exige la normativa

La legislación española es clara. El Real Decreto-ley 4/2023 establece que se deben tomar medidas cuando la temperatura al aire libre supera ciertos límites. Además, el Real Decreto 486/1997 indica que la temperatura no debe superar los 25 °C en trabajos ligeros. No cumplir con estas disposiciones puede resultar en sanciones económicas y demandas legales para la empresa.

Contar con un sistema de monitoreo como el QuesTemp 48N no solo ayuda a proteger al personal, sino que también permite documentar que se están cumpliendo las obligaciones legales.

La tecnología está cuidando a los trabajadores del campo

En distintas regiones agrícolas de España, muchos productores ya han comenzado a integrar sistemas de monitoreo térmico para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. El uso de sensores ha permitido reorganizar los turnos antes de que se dispare el WBGT, evitar emergencias médicas y reducir las bajas laborales en temporadas de alta temperatura.

En experiencias recientes, gracias a las alertas del QuesTemp, varias explotaciones agrícolas han implementado pausas programadas, puntos de hidratación y zonas de sombra temporales durante los picos de calor. Estas medidas han contribuido a desarrollar campañas más seguras, eficientes y con mayor bienestar para los trabajadores.

El futuro del campo se construye con tecnología

El estrés térmico por calor es un reto que no va a desaparecer. Pero sí puede gestionarse mejor. La tecnología está al alcance de las fincas y cooperativas agrícolas que apuestan por un entorno más seguro y productivo.

Con equipos como el QuesTemp Series 44/46/48N, las decisiones ya no se basan en "sensaciones" sino en datos. Y en el campo, tomar decisiones con datos es salvar cosechas, proteger vidas y construir un modelo agrícola moderno, responsable y sostenible. Descubre el QuesTemp en Inteccon España y da el primer paso hacia un verano más seguro.

Conclusión

El calor ya no es un enemigo invisible. Tiene nombre, tiene consecuencias y, lo más importante, tiene solución. Implementar el control del estrés térmico por calor no es un gasto, sino una inversión en salud, productividad y cumplimiento legal. Cada grado cuenta, y cada decisión informada puede marcar la diferencia entre una jornada segura y una tragedia evitable.

Este verano, no dejes al azar lo que puedes controlar con datos. Protege a tu equipo agrícola, lidera con responsabilidad y apuesta por la tecnología que cuida a quienes trabajan bajo el sol.

Tatiana Garcés